domingo, 10 de noviembre de 2013

Los Zartos (P7)

Los pasos eran cada vez más fuertes, se estaban acercando. Simplemente me levanté, tomé el arma que me había dado Lucas y me deslicé bajo la cama. Empecé a tener calambres en el vientre ¿por qué? ¿por qué justo en ese momento? Empecé a sobarme, según yo, eran mis nervios avisando que un momento crítico estaba ya a punto...

...Los poderosos paso continuaron y después, hubo silencio... ¡Un silencio de ultratumba! Un silencio que me helaba los huesos por el terror que sentía entonces. Empezó a sonar un toque en la ventana que, como sé que ya mencioné, era solo ujn agujero en la pared tapado por un trozo de madera que estaba asegurado gracias a bisagras y un candado. Este toqueteo era débil, pero iba aumentando en cada tanto, cada golpe era más fuerte que el anterior. Ya era un sonido ensordecedor, insoportable. Mi cuerpo temblaba, nada respondía a mi "control" y hasta mis parpados hacían lo que les venía en gana.

Sentí otro temblor, pero ese era mi cuerpo. Todo temblaba, mi vista estaba borrosa, mis dientes rechinaban de manera poco convencional. Casi no me di cuenta que el ruido se detuvo, pero al hacerlo todo volvió a calmarse, suspiré y sentí mi alma, esta regresaba a mi cuerpo como diciendo "ya no ha más sentencia de muerte". La ventana se veía intacta pero de pronto se partió. Ahí estaba, ese enorme ojos azul que veía en toda la habitación, buscandome de forma desesperada, tratando de atraparme. Puso una de sus enormes patas sobre el marco de la ventana y, pisándolo, lo aplastó como si se tratara de una lata y no de madera fuerte y sólida.

El híbrido entró por esa puerta que él mismo improvisó. Cuando se acerco a la luz de la tv pude ver algo extraño... Su piel no era verde como el del resto de los híbridos ¡era rosa! ¿Por qué un híbrido sería rosa? ¿No todos eran verdes? ¿Qué tenía este de especial? ¿Había algo que Sebas no me hubiera dicho? Supongo que en el poco tiempo que "estuvimos juntos" no le bastó para ponerme al corriente de este tipo de detalles...

Tragué una gran cantidad de saliva mientras esa enorme bestia, aunque también más pequeña de lo normal, caminaba junto a mi pequeño e improvisado escondite. Gracias a la pantalla de la TV, que solo reproducía estática, pude ver que su collar era azul con cierto tono rosa entremezclado. No sabía de quien se tratase, tampoco si podía fiarme de él. Sebas dijo que los híbridos serían mis aliados pero esta criatura tan extraña no caía en la descripción.

Esta criatura se contoneó unos minutos por la habitación, lo estaba olfateando todo, como si inspeccionara que todo estuviera en orden. Volví a escuchar poderosos pasos y me encogí. Por la esquinita izquierda de mi pequeño escondite, que estaba justo frente a mi, unas manos atravesaron la pared por debajo y, acto seguido, la levantaron. Una voz burlona gritó -¡Toc, toc, cariño! Estoy en casa, jajaja- Esa burlona voz pertenecía a Diego... Susurré casi para mis adentros el nombre de Sebastian y las lágrimas empezaron a correr por mi rostro ¿era a caso mi fin?...


Continuará...

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