viernes, 3 de abril de 2015

Un Lazo en el Meñique (P21)

Me "escoltaron" (si es que así se le puede llamar a la manera salvaje y bestial que tuvieron esos animales al arrastrarme por los enormes pasillos) para ver a Chad. A cada paso sentía como el corazón se trataba de salir de mi pecho. Sentía terror hasta la médula y temblaba tanto que, de no haberme estado sujetando los guardias, estoy segura de que habría tenido que arrastrarme, todo esto sin tomar en cuenta mi pierna, la cual se hallaba lastimada.

Me llevaron hasta algo similar a un patio, que se encontraba casi al centro del castillo. En este pude ver como tenían a mi pequeño ángel atado de cuello y muñecas, con sus alas totalmente desplumadas. Su cabello antes rizado parecía una tabla, por lo plano. Su cara estaba totalmente mugrienta y su ropa agujerada. Lo que yo describiría como un hombre pulpo estaba golpeándolo con un látigo y a cada golpe, Daca gritaba a todo pulmón.

Al fondo, Chad estaba sentada en un enorme trono, viendo como las cosas iban pasando y burlándose mientras tomaba una copa de vino tinto. Lo curioso, es que su piel se empezaba a tornar morada. Algo me dijo que era mala señal, recordando que el morado es la unión del azul y el rojo, lo más adecuado era asumir que estaba apoderándose de todo ¡claro! Para ello estaba tratando de matar a Daca, para que el ser que velaba por el equilibrio de ese mundo no pudiera detenerlo y así quedarse con todo. Con ese mundo, nuestro mundo, mí mundo y, por tanto, con mi consciencia también.

Me costó algo de tiempo y sobre todo de trabajo, pero lo entendí. Ese mundo eramos él y yo, él me estaba absorbiendo poco a poco. Se iba a quedar con mi ser, mi alma y mi espíritu, se iba a quedar con toda yo.

-Veo que ya te has dado cuenta- interrumpió él mis pensamientos con voz sumamente burlona -Pero ya no hay nada que hacer, todo es mio. Daca ya no podrá protegerte y bajo tu debilidad, tu incompetencia, tu estupidez, yo me quedaré con la posibilidad de crear nuevas almas para mis cuerpos. Unificaré todo bajo una sola mira, un sólo poder y ya no hay nada que puedas hacer al respecto.-

Sentí temblores, caí al suelo. Del miedo no me había percatado de que los guardias me habian liberado de sus fuertes garras. -Te daré todo lo que quieras, sí y sólo sí me vences en un duelo, mano a mano. Mi lápiz contra tu pincel-

 Reventó en risa.

-¿En serio? ¡Niña tonta! ¿Cómo pudiste pensar que iba a acceder a eso? ¡Tonta! ¡Ya lo tengo todo! ¡Todo, absolutamente todo aquí es mío ahora y no hay nada que puedas hacer! ¡¿En serio creiste que iba a arriesgarme?!-

¿Arriesgarse? He ahí. Si lo tiene todo ganado ¿por qué algo significaría un riesgo?
-Ya sabes que hay un riesgo, tú me temes, sabes que te puedo destronar porque todo esto es mío!- apelé a su inseguridad, más bien, trate de infundir respeto en sus seguidores para tratar de que hicieran menos el poder de Chad. -¡No me hagas reír!- me reprochó él -Te desafío- reafirmé yo. Saqué un lápiz de mi bolsillo y lo empuñé como una espada -Mi lápiz contra tu pincel-

Empezaba a enojarse, yo le estaba faltando al respeto frente a todos los súbditos  y eso era intolerable.

-E... Emy... No lo hagas... Por favor, no lo hagas...- Daca estaba hablando con voz muy quebrantada. Ahí mismo estuve apunto de romper en llanto, pero me resistí por poco.

-Sería mejor que le hagas caso, quizá los deje vivir juntos sus últimos momentos si eres buena chica y me entregas todo- Sugirió Chad. Ya no aguantaba a ese ser tan pedante.

-¡Me niego! Yo denfenderé a Daca, a éste mundo y a mí misma. Hice mal en abandonarlos una vez y no lo haré de nuevo, defenderé lo que es mío así me cueste la vida y nada ni nadie me convencerá de lo contrario. ¡Yo te reto! Así me cueste la vida, yo restauraré el equilibrio de éste mundo, que es Daca, y te llevaré conmigo al otro lado. De lo contrario, te destruiré y me quedaré con todo, cómo sea que lo veas yo ganaré ésta batalla-

Sus caras se transformaron en muecas, de enojo y de miedo a cada quien. El reto estaba formalmente establecido, ya no se podía negar, lo había desafiado.

-Bien-  Desenvainó su pincel y lo empuñó con arrogancia- pero después no pidas misericordia, estúpida.-

Mi lápiz contra su pincel ¿quién será el vencedor?