martes, 29 de abril de 2014

Triángulo Traumático (P21)

Tiempo después...

Había pasado ya el plazo que Damian le había dado a las chicas. Desde el encuentro con Alice sobrevivió a base de masturbación esperando únicamente este momento, el momento de poder tenerlas a ambas a sus pies sin ningún tipo de contratiempo, sin ninguna oposición y por voluntad propia.

Por supuesto, ese día él no se encargó del virgo de Alice, ¿por qué? Pues porque quería hacerlo frente a Kim. La idea le daba mucho morbo y él sabía de la fuerte atracción que existía entre las dos jóvenes, sabía perfectamente que no habría mejor oportunidad para herir el masculinizado orgullo de Kimberly que ese.

Sin embargo, había algo que él no sabía de Kim. Desde el primer día que lo vio Kim sintió que nacía en ella una guerra interna ¿la razón? Ella no lo entendía y ese primero de diciembre aún no tenía la respuesta clara. Alice era y seguía siendo el amor de su vida, el único ¿o no? Dami había despertado en ella dos cosas:

1-Repulsión, la que ella sentía hacía todo hombre desde lo sucedido aquella noche hace ya varios años.
2-No era fácil de explicar... En realidad sí, pero no quería admitirlo. ¿Era amor? No, esa era una palabra muy grande utilizada solo para la gloriosa figura de Alice. ¿Era atracción? Podría ser, el mundo daba muchas vueltas.

Alice, por su lado, tenía las cosas claras. ¿Sentía algo por Damian? ¿Quizá por Kimberly? No se había detenido a pensarlo porque había descubierto una nueva faceta de sí misma, una que se dedicaría a investigar a fondo de todas las maneras posibles. Una faceta dedicada única y exclusivamente al placer y la satisfacción ¡y vaya oportunidad! Ella sabía perfectamente que gozaba de un privilegio que pocos, tanto hombres como mujeres, tienen y ese era la libertad de explorar su sexualidad en toda la expresión de la palabra, tanto con un chico como con una chica.


Por primera vez en un tiempo, Damian se levantó por sí sólo. Ya no tenía que preocuparse de que lo vigilasen constantemente. Fue hasta el baño, se dio un laaaargoooo y refrescante baño y luego bajó a desayunar. En la mesa se encontró con Alicia, su madre, quien no dejaba de verle con cara de pena y temor -Dami, bebé- le llamó -Quizá es muy pronto para que vuelvas a ir a la escuela, quizá debas descansar un día más, o dos, o tres.- Damian fue hasta ella, la abrazó y besó su frente -Mami, estoy bien, yo me puedo cuidar.- volvió a besarle la frente, era un gesto común en él para calmarla. La señora sonrió y asintió sin oponerse más.

Adam bajó las escaleras, muy elegante y vestido de traje como siempre para ir a trabajar. Tomaron el desayuno en familia como solían hacer antes del secuestro de Damian. Se despidieron amorosamente y cada quien tomó camino: Damian a la escuela, el Sr. White a la oficina y la Sra al jardín, en el cual dejaba ir todo su tiempo libre.

Damian se reincorporó a clase de inmediato, Matías le había estado dando las tareas y temas para que estudiase mientras estaba en casa así que no estaba desubicado. Se sentó en la fila junto a las ventanas, la primera a mano izquierda, exactamente en la tercera butaca. En diagonal estaba la hermosa Alice, se veía tan distante como siempre y, sentada en la esquina contraria a él, en lo más profundo del aula, estab Kim clavándole los ojos.



Continuará...

Disculpen mi ausencia señores D:

No les prometo nada pero, puede que me ausente menos :3

¡Hasta la próxima historia!

martes, 1 de abril de 2014

Es Mi Hermano ¿No? (P10)

Los meses rosados y los meses naranja* continuaron su paso, sin considerar mi dolor. De una u otra manera parecían querer aliviarme pero las cosas iban empeorando, poco a poco, día con día, algo más allá del sufrimiento se desarrollaba.

Las frías terapias psicológicas no ayudaron, puesto que trataban de atarme a una realidad de la cual yo trataba de rehuir.

-Mi hermano murió, fue asesinado ante mis propios ojos- sollozaba yo cada día frente a aquel hombre de ojos café cuyo nombre jamás recordaré. -No, te equivocas, tú jamás tuviste un hermano, todo ha sido producto de tu imaginación- pero yo siempre le replicaba -Yo sé que no es así-.

Por fuerte que yo haya tratado de ser, al final mi conciencia sedió y tomo la figura de mi hermano para convertirlo en lo más adecuado: un amigo imaginario. Así, seguiría siendo un hermoso recuerdo, una guía, una forma de mantener mi "cordura", si así podía llamarsele.

Cuando Amelia cumplió 7 años...

Habian pasado ya unos 3 años, estaba estudiando en un colegio nuevo y tenía una nueva mejor amiga, Danielle.

Estaba empezando a superar el recuerdo de mi hermano y, por primera vez, estaba siendo capaz de interactuar de forma normal con otros individuos de mi especie.

Le tengo mucho cariño a esa niña, han pasado 10 años y seguimos siendo buenas amigas, es como un rayo de luz que ilumina a través de las nubes cuando llueve... Fue tabla para agarrarme durante la tempestad de mi desequilibrada vida.

Recuerdo que mientras estuve con ella la dependencia de esa figura bajo mucho. Sin embargo, en casa pasaban cosas muy extrañas desde que lo empecé a dejar atrás.

Algunas cosas cambiaban de lugar durante la noche. Otras veces las paredes chorreaban o goteaban. De vez en cuando escuchaba quejidos y también como si alguien gritara mi nombre al viento.

Un día en el colegio escuché por accidente una conversación,  donde dos profesoras hablaban de asunto esotéricos.  -He oído decir que si quieres comunicarte con un muerto debes tomar una libreta y escribir el destinatario, seguido de tu mensaje- y la otra replicó -¿Tú crees que funcione?- y la primera le afirmó -Lo he oído de buena fuente-.

Niña al fin, curiosa como solo la juventud puede ser, tomé una hoja y con mi horrible letra empecé a redactar:

"Querido ser que me atemoriza en las noches, no sé que te hice y me gustaría que me lo explicarás, solo quiero que me dejes en paz.

                                -Amelia"

CONTINUARÁ...