jueves, 15 de agosto de 2013

Triángulo Traumático (P5)

(P5)

Las fuertes pisadas se siguieron escuchando, cada vez se acercaban más y más pero Alice y Damian no podían salir del trance en el estaban metidos, sus miradas estaban conectadas y, a través de estas, sus almas. Todos al rededor sentían el mal en el aire, el cual se volvía pesado, costaba respirar fuera de esa atmosfera de amor a primera vista que vivía nuestros protagonistas. Entre las personas que estaban paradas en la puerta se empezó a abrir un camino y una chica apareció. Era alta, de grandes senos, pelo largo castaño y lasio, tenía una coleta y un leotardo que a penas cubría nada. Su cara era de disgusto total. Todos quedaron callados observando, nadie se atrevía a decir o hacer nada mientras la chica murmurada -¿por... qué?- La chica se mordía los labios por la ira cuando Damian desvió su mirada hacía ella.

El silencio reinó una vez más...

Damian la miró de arriba a bajo mientras pensaba "es igual a la chica de mis fantasías" murmuró. La chica miró el miembro erecto de Damian que estaba pegado al cuerpo de Alice y gritó -¡Alejate de ella!- Mientras corre hacia él. Damian suelta rápidamente a Alice, justo a tiempo para coger el puño de esa misteriosa chica quien le había atacado para alejarle de Alice. -¡¿Por qué?! ¡¿Por qué acercas esa cosa asquerosa a ella?!- le grita ella a Damian. Él no entendía bien y seguía esquivando los golpes que ella seguía lanzandole. Alice no apartaba la vista de ella y empieza a pedir, en un murmullo -Para, por favor- pero la chica del leotardo no se detiene y tira a Damian al piso lista para pegarle otra vez, cuando recibe una bofetada -¡Detente, Kimberly!- gritó Alice. Todos miraron sorprendidos, nadie pensaba que Alice pudiera hacer algo así.

El silencio volvió a reinar mientras Alice respiraba de forma agitada. Al ser la típica chica tímida y tranquila nadie esperaba algo como esto de ella. -Tú no entiendes Alice...- empezó a decir Kimberly -él iba a hacerte daño- Alice se sentó sobre la cara de Damian tomando las manos de Kimberly entre las suyas -Kim, él solo me ayudaba a levantarme-.

Ellas se perdieron en su conversación mientras que todos murmuraban. Matías, el pervertido, empezó a tomar fotos de la comprometedora situación. Damian tenía a las dos chicas más lindas de la clase sobre su cuerpo, una con el trasero en su cara y otra sobre su parte más sensible.

Ambas se levantaron cuando escucharon como se le escapaban los gemidos al chico. Kim le pateo por el costado, pero Damian no se inmutó, estaba en un lugar más allá, en sus fantasías más profundas...



                                                                                            Continuará....



Pd: Lamento la tardanza de un par de días, no me sentía bien y me fue imposible escribir. :)

Si un día quieren hacerme alguna pregunta aquí tienen mi Twitter @ET0696

lunes, 12 de agosto de 2013

Triángulo Trumático (P4)

(P4)

Entre sus torpes pasos, los cuales daba mientras pensaba, alcanzó a ver el colegio y aún le quedaban veinte minutos antes del comienzo de clase, por lo cual se apuró, quería ver el lugar.

Una vez entró se quedo maravillado, era un colegio enorme, ocupaba varias manzanas. Tenía cancha de football, tenis, basketball, volleyball y una piscina techada. Además un pequeño espacio para hacer atletismo. -Este lugar es demasiado grande ¿tendrá una biblioteca a la altura?- Damian era un joven con cuerpo de infarto (es decir, bastante musculoso) pero el musculo que más le interesaba ejercitar era el cerebro, amaba leer y podía hacerlo en varios idiomas.

-Mi salón es 3E- empezó a caminar buscando dicha aula, para encontrarla tuvo que subir al tercer piso, era la quinta aula de su izquierda. Entró abriendo la puerta suavemente, tratando de no perturbar a las personas que ya estaban adentro conversando, felices de haberse reencontrado para estar otro año juntos en clase. Tomó una butaca vacía por asiento para el resto del año, su lugar era junto a la ventana, tercera butaca de la primera fila.

Todas las chicas clavaron su mirada en él, empezando la "valoración del producto", no paraban de susurrar y eso le molestaba un poco. Sacó un libro pequeño de su mochila y empezó a leer, era un diccionario de "inglés-español". Sacaba la vista del diccionario por momentos para mirar a sus nuevas compañeras. -¡HOLA!- un fuerte grito irrumpió su meditación - Soy Matías- Damian lo miró por un momento, era un chico de estatura baja, delgado, pelo rubio rizado y aparentemente, era el pervertido de la clase. -Con que viendo a las chicas ¿no picarón? Te entiendo perfectamente, ¿como no mirarlas? Esas suaves piernas, esas faldas a la atura de la rodilla que siempre enrrollan para que se vean más cortas, esos pechos preciosos... Las chcias de esta clase siempre ha sido un deleite a mis ojos. Por cierto ¿cómo te llamas?- Damian pestañó y miró su diccionario un segun -Mi nombre es Damian- Matías notó que hablaba inglés y trato de calmarse un poco -Bueno, bienvenido a la isla Sandy ¿de donde eres?- Damian suspiró - Soy de Londres-.

Matías y Damian conversaron un par de minutos y ya eran pasadas las ocho de la mañana, pero el timbre aún no había sonado. Aun así todos trataban de entrar a su salón para así poder conocer mejor a sus nuevos compañeros. En el tumulto una chica tropezó y se cayó cerca de su asiento, por lo que Damian se levantó y la ayudó. Una vez la tenía en sus brazos se fijó en su rostro. Era pálida, ojos marrones, pelo castaño corto y suave, delgada, pecho mediano, bajita y parecía una muñeca de porcelana. Su rostro irradiaba una inocencia que pocas veces podía percibirse en un rostro ajeno aun niño pequeño -Esto... gracias...- dijo la chica, mientras observaba los hermosos ojos verdes de Damian y se perdía entre el dulce aroma de su cuerpo, ruborizándose completamente. Damian sintió el roce de su suave piel y empezó a temblar sin poder hablar, la chica era, aparentemente, lo que él siempre había querido. Sintió su sangre fluir a sitios más incómodos. Estaba experimentando una erección teniendo a la chica justo entre sus brazos, estrechada fuertemente contra su cuerpo.

Mientras ellos dos transcurrían en ese momento todos quedaron mirando, nadie podría creer que alguien se había atrevido a tocar a Alice en ese lugar... Nadie era tan valiente o tan tonto... Los murmullos no se hicieron esperar. De pronto unas grandes y fuertes pisadas empezaron a acercarse, cada vez más y más cerca, mientras los murmullos se hacían más fuertes...


                                                                                                Continuará....

jueves, 8 de agosto de 2013

Triángulo Traumático (P2)



Damian había conseguido llamar en casa y los ancianos a la policía. La policía recogió al pequeño y le hizo las preguntas pertinentes al caso:

-¿Cómo te llamas pequeño?- Dijo el policía.
-Soy Damian-
-Cuentame todo desde el principio...-
-Mi nombre es Damian White, soy el hijo único de Alicia y Adam White...-
-¡¿LOS EMPRESARIOS WHITE?!- gritó el policía, sin salir de su asombro, a lo que Damian contestó
-Efectivamente, los White de Londres. Fui secuestrado un mes atrás a la salida del colegio, habían asesinado a mi chofer y me trajeron hasta esa cabaña en el bosque, durante todo este mes han estado haciendo cosas innombrables conmigo y...- las lágrimas empezaron a caer suavemente de sus ojos y el policía, solidarizándose con su dolor, dijo -Está bien, hablaremos de ello más adelante, pasarás la noche en la estación y tus padres vendrán por ti en la mañana ¿vale?- Damian sonrió debilmente -Aja-.

EL policía lo subió al auto y lo llevó hasta la estación, allí le dieron algo decente que comer. El pobre estaba demacrado, desnutrido, el pelo se le salía... Ese suave y precioso pelo blanco estaba siendo cubierto por la mugre y el lodo de su fallido intento de escape y sus ojos habían perdido la vida que se reflejaba en ellos, perdiendo su color natural y dejando un tierno gris, la piel blanca dejaba ver con bastante facilidad las marcas de los golpes que había recibido. Poco a poco el sueño lo fue venciendo hasta que se quedó totalmente dormido en una cama de la estación.


El sonido de un despertador irrumpió en la oscuridad de esa habitación, poco a poco abrió los ojos "mi habitación..." pensó. Efectivamente, estaba en casa y habían pasado diez años desde que ocurrió aquello.

Mientras se levantaba y caminaba hacía el baño pensó en todo aquello, en el tiempo que tardó en recuperarse, un año de escuela perdido y todos los medicamentos que tomó para los nervios. Pensó en su madre, la pobre Alicia White, mujer que casi muere de la angustia durante ese mes. Pensó en su padre, Adam, quien invirtió casi todo el capital para encontrar a su hijo. También pensó en todas las noches en que las pesadillas acosaron su mente y en como su madre las alejaba, acostándose a su lado, velándole el sueño, abrazándolo fuerte y besando su frente como si no hubiera otro momento para hacerlo, como si el mundo fuera a acabar si lo soltaba.

Una vez en el baño se miró en el espejo del lavamanos, miró su cara con detenimiento, examinándola, asegurándose de que sus ojos tuvieran ese color verde manzana que tenían cuando vio el mundo por primera vez. -Todo en orden, ahora...- se dijo a sí mismo y empezó a pensar, a tratar de recordar lo que había pasado anoche. Era un ejercicio importante debido a que las pastillas que tomaba para tratar de suprimir las pesadillas podían causar perdida de memoria y por ello debía ejercitar, para asegurarse de no olvidar...

Se forzó a más no poder y se acordó de la voz de su padre diciendo "Mañana irás al colegio Santa María, así que debes peinarte muy bien y estar listo para salir a las 7:30 a.m." -Mmm... a penas son las 5:30, ¿por qué habré puesto el reloj tan temprano?- Con el tiempo de sobra Damian se sentó en el borde de la bañera y abrió la llave, permitiendo que se llenara lentamente. Mientras veía la suave caída del agua empezó a imaginar cosas, era algo que le encantaba hacer. Imaginó a la chica de sus sueños, sabía exactamente con que clase de chica quería casarse, lo murmuraba todo el tiempo, cada mañana antes del baño era algo que no podía evitar -Quiero una chica bajita, dulce, esbelta pero que tenga de donde agarrarme, lo más importante es que debe ser muy tierna y de piel suave, también que lleve el pelo corto.-

La tina estaba casi a la mitad cuando se giró a verla, cerró la llave y se quitó la ropa. Los diez años no habían pasado en vano, ya que tenía el cuerpo bien torneado y formado, además de que estaba bien "dotado" por la naturaleza. Metió los pies en el agua pero quedó sentado en el borde aún, el agua no era precisamente para tomar un baño... Se puso a pensar entonces en la chica que le gustaría, no como pareja, sino solo para el sexo, era algo totalmente diferente a lo que pedía en una esposa: quería una chica de su tamaño, fuerte, dura, algo agresiva como si tuviera que ser domada, con el pelo largo para poder cogerla por ahí, grandes senos y un buen trasero para palmear. No hay que mencionar lo que dichos pensamientos hicieron a su cuerpo, el cual reaccionó de inmediato trayendo una erección. Le desagradaba un poco ver eso a veces, era un problema que había llegado a causar vergüenza en algunos lugares, pero esta vez sabía que lo tenía merecido, por lo tanto decidió masturbarse.

Terminó su faena satisfactoriamente y dejo correr el agua. Abrió la ducha, se dio un baño, cepillo sus dientes y se peinó hacía adelante, como si de un niño pequeño y adorable se tratase. Bajó a desayunar y luego se despidió de su madre con un abrazo y un beso, tomó su bulto y se dirigió al colegio, en donde tendría que empezar de 0.

                   

                                                                                                              Continuará....

Triángulo Traumático

 (P1)                 (Imagen hecha por Coty Santobuono  

Era un atardecer extraño y agitado en ese bosque tan tenebroso y raro, el miedo se respiraba en el ambiente y las ramitas se escuchaban crujir mientras eran pisoteadas por aquel que corría, tratando de escapar a gran velocidad.

De pronto, una macabra voz irrumpe a gritos en el espantoso "silencio" del bosque -¡Ahí está! ¡Atrapenlo a toda costa, es nuestro boleto a la buena vida!-. Los pequeños sonidos de pasos apurados continuaban mientras la lluvia empezaba a caer en aquel recién nacido anochecer, causando grandes lodazales en aquel viejo y olvidado camino. 

Gracias al lodo y la oscuridad el camino se había vuelto muy traicionero y, el pequeño niño que corría para escapar, cayó. -Ay.- Dijo en un pequeño quejido, tratando de no revelar del todo su posición otra vez, pero era tarde, el lodo había dado la posibilidad de crear huellas y sus captores estaban sobre su pista de nuevo. Trató de levantarse, pero su cuerpo no se lo permitía. Estaba cansado física y espiritualmente, ningún humano podía resistir tanto abuso y maltrato, y mucho menos un pequeño de tan solo 7 años. Pensó en sucumbir ya, ¿no valía? No, en su mente no había espacio para imaginar la vida otra vez... Se rindió y dejó morir lentamente la llama de aquel fuego que lo había impulsado a escapar.

El frío aire le penetraba los huesos mientras yacía en ese charco enorme de lodo. Sintió ser cargado y una voz gruesa y torpe gritaba -¡Jefe! ¡Ya lo tengo!- "Efectivamente..." pensaba el pequeño "...Me tienes..." y perdió el conocimiento.

Fue llevado por sus captores a una casa vieja y abandonada, donde abusaban de él en toda manera imaginable... Día tras día durante un mes fue lo mismo, así que una vez más lo pensó, las esperanzas de escapar renacieron en su interior y se dijo a si mismo "Este es el día, no volveré a este asqueroso lugar... Mamá... ¡Mamá espera por mi!". Empezó poco a poco a romper la frágil cuerda restregándola contra la silla hasta que estuvo casi rota, solo debía esperar la oportunidad perfecta y escapar.

Esa noche, mientras los otros dos salían dejaron al tercero, y más tonto, a cargo de vigilar al pequeño. "Es mi oportunidad" se dijo a si mismo, entonces empezó a hablar con el secuestrador -Esto... Disculpe...- dijo, con su angelical voz. -¿Qué quieres?- Respondió duramente su captor. -¿Podría... Podría darme un poco de agua?- El tipo grandote lo pensó muchísimo pero ¿qué daño podía causar darle un poco de agua a un niño? -Esta bien, iré por el agua- Era la oportunidad perfecta, así que cuidadosamente bajó la cuerda y salió por la puerta. Esta vez no seguiría el sendero, sino que se adentraría al bosque y así lo hizo. Para cuando el tipejo volvió a la habitación donde lo tenía amarrado ya no había nada. 

El secuestrador siguió las huellas del sendero, estas lo llevaron a la ciudad, pero era el rastro de sus compañeros, no del niño.

 El pequeño campeón llegó a una cabaña en medio del bosque, perteneciente a unos amables ancianitos, y tocó la puerta. Una dulce anciana salió y se sorprendió al ver eso -¡Oh Santo Cielo!- exclamó la anciana -¡¿Qué hace un niño como tú en un bosque como este?! Mmm... Mírate, eres un desastre ¿te gustaría pasar?- Ya ahí el pequeño se sintió a salvo y pidió llamar a casa, fue entonces cuando la ancianita le preguntó -¿Cuál es tu nombre pequeño?- y él, ya más seguro, respondió -Me llamo Damian-.


                                                                                            Continuará...