Triángulo Traumático (P3)

(P3)

Camino al colegio se puso a pensar en su vida estos diez años, la cual después de haber sido secuestrado cambió bastante. Adoraba a su madre, sin embargo se había vuelto un poco asfixiante luego de eso, después de todo, temía perderlo una segunda vez y que fuera para siempre...

Pensó en la historia que le habían contado sus padres sobre su nacimiento... -Alicia- murmuró, un nombre muy raro debido a que sus padres eran de Londres, especialmente raro por el hecho de que allá se habla inglés - Debería ser "Alice"- pero luego recordó que sus abuelos eran originarios de Perú -Por eso mamá cocina tan rico- pensó más y más en esa historia -Cuando yo nací...-.

La historia del nacimiento de Damian es larga. Hace veinte años, Alice y Adam White se gastaron gran parte de su fortuna, conseguida en su trabajo como dueños de diferentes empresas al rededor del mundo, en tratamientos de fertilidad. Alice deseaba con todo su corazón ser madre y Adam compartía su dolor y deseo al intentar,  un año intentando una y otra vez y sin ningún resultado, los cuales iban matando poco a poco el deseo de vivir de Alice, teniendo solo veinte y ocho años.

El día de su cumpleaños número veinte y nueve Alice se encerró en casa todo el día, sola, en la oscuridad, bebiendo. Aprovechó que su marido no estaba en casa y dio a toda la servidumbre el día libre, asegurándose a toda costa de estar sola. Una vez a solas bebió y bebió. Se tragó suficiente alcohol como para quedar tirada en el sofá, mareada, sin poder mover ni un dedo y llorando a todo pulmón por aquel hijo que jamás podría tener en sus brazos, que jamás podría acariciar y arrullar. Maldijo, maldijo con su mayor y más desgarrador grito de dolor al cielo, al infierno, a Dios y al Diablo, a todos. Se maldijo a sí misma por ser incapaz de hacer aquello que solo las mujeres pueden hacer y se sintió muy inútil. Hasta que, echada de lado en el sofá, se quedó dormida...

Horas más tarde su marido llegó, limpió todo y espero pacientemente a que ella despertase, procurando no hacer ningún ruido que rompiera el encanto del momento. Su princesa, aquella que juró amar y respetar 9 años atrás, estaba ahí bien borracha y triste, pero ahí, más allá de todo pronostico.

Una vez Alice despertó él se acercó lentamente y susurró a su oído -Tengo algo para ti-, Alice hizo ademán de tener dolor de cabeza y él le mostró un oso de peluche. Los ojos de Alice se llenaron de brillo tal como si fuera un cielo estrellado al ver ese oso -Cariño...-. Él la levantó en brazos y la llevó a la cama, donde le quitó la resaca a base de mimos y sexo (rudo y salvaje [?]).

Nueve meses después nació Damian White, un pequeño de pelo blanco y ojos verde manzana...

 

                                                                                                     Continuará...