viernes, 3 de abril de 2015

Un Lazo en el Meñique (P21)

Me "escoltaron" (si es que así se le puede llamar a la manera salvaje y bestial que tuvieron esos animales al arrastrarme por los enormes pasillos) para ver a Chad. A cada paso sentía como el corazón se trataba de salir de mi pecho. Sentía terror hasta la médula y temblaba tanto que, de no haberme estado sujetando los guardias, estoy segura de que habría tenido que arrastrarme, todo esto sin tomar en cuenta mi pierna, la cual se hallaba lastimada.

Me llevaron hasta algo similar a un patio, que se encontraba casi al centro del castillo. En este pude ver como tenían a mi pequeño ángel atado de cuello y muñecas, con sus alas totalmente desplumadas. Su cabello antes rizado parecía una tabla, por lo plano. Su cara estaba totalmente mugrienta y su ropa agujerada. Lo que yo describiría como un hombre pulpo estaba golpeándolo con un látigo y a cada golpe, Daca gritaba a todo pulmón.

Al fondo, Chad estaba sentada en un enorme trono, viendo como las cosas iban pasando y burlándose mientras tomaba una copa de vino tinto. Lo curioso, es que su piel se empezaba a tornar morada. Algo me dijo que era mala señal, recordando que el morado es la unión del azul y el rojo, lo más adecuado era asumir que estaba apoderándose de todo ¡claro! Para ello estaba tratando de matar a Daca, para que el ser que velaba por el equilibrio de ese mundo no pudiera detenerlo y así quedarse con todo. Con ese mundo, nuestro mundo, mí mundo y, por tanto, con mi consciencia también.

Me costó algo de tiempo y sobre todo de trabajo, pero lo entendí. Ese mundo eramos él y yo, él me estaba absorbiendo poco a poco. Se iba a quedar con mi ser, mi alma y mi espíritu, se iba a quedar con toda yo.

-Veo que ya te has dado cuenta- interrumpió él mis pensamientos con voz sumamente burlona -Pero ya no hay nada que hacer, todo es mio. Daca ya no podrá protegerte y bajo tu debilidad, tu incompetencia, tu estupidez, yo me quedaré con la posibilidad de crear nuevas almas para mis cuerpos. Unificaré todo bajo una sola mira, un sólo poder y ya no hay nada que puedas hacer al respecto.-

Sentí temblores, caí al suelo. Del miedo no me había percatado de que los guardias me habian liberado de sus fuertes garras. -Te daré todo lo que quieras, sí y sólo sí me vences en un duelo, mano a mano. Mi lápiz contra tu pincel-

 Reventó en risa.

-¿En serio? ¡Niña tonta! ¿Cómo pudiste pensar que iba a acceder a eso? ¡Tonta! ¡Ya lo tengo todo! ¡Todo, absolutamente todo aquí es mío ahora y no hay nada que puedas hacer! ¡¿En serio creiste que iba a arriesgarme?!-

¿Arriesgarse? He ahí. Si lo tiene todo ganado ¿por qué algo significaría un riesgo?
-Ya sabes que hay un riesgo, tú me temes, sabes que te puedo destronar porque todo esto es mío!- apelé a su inseguridad, más bien, trate de infundir respeto en sus seguidores para tratar de que hicieran menos el poder de Chad. -¡No me hagas reír!- me reprochó él -Te desafío- reafirmé yo. Saqué un lápiz de mi bolsillo y lo empuñé como una espada -Mi lápiz contra tu pincel-

Empezaba a enojarse, yo le estaba faltando al respeto frente a todos los súbditos  y eso era intolerable.

-E... Emy... No lo hagas... Por favor, no lo hagas...- Daca estaba hablando con voz muy quebrantada. Ahí mismo estuve apunto de romper en llanto, pero me resistí por poco.

-Sería mejor que le hagas caso, quizá los deje vivir juntos sus últimos momentos si eres buena chica y me entregas todo- Sugirió Chad. Ya no aguantaba a ese ser tan pedante.

-¡Me niego! Yo denfenderé a Daca, a éste mundo y a mí misma. Hice mal en abandonarlos una vez y no lo haré de nuevo, defenderé lo que es mío así me cueste la vida y nada ni nadie me convencerá de lo contrario. ¡Yo te reto! Así me cueste la vida, yo restauraré el equilibrio de éste mundo, que es Daca, y te llevaré conmigo al otro lado. De lo contrario, te destruiré y me quedaré con todo, cómo sea que lo veas yo ganaré ésta batalla-

Sus caras se transformaron en muecas, de enojo y de miedo a cada quien. El reto estaba formalmente establecido, ya no se podía negar, lo había desafiado.

-Bien-  Desenvainó su pincel y lo empuñó con arrogancia- pero después no pidas misericordia, estúpida.-

Mi lápiz contra su pincel ¿quién será el vencedor?



domingo, 10 de agosto de 2014

Maneras de Llevar el Dolor...


Todos tenemos manera de llevar el dolor propio, ya sea de algo momentáneo o que consideremos trascendental en nuestras vidas.

Independientemente de su duración, el efecto que tendrá en cada persona varía en función de cada uno.

Hay diferentes maneras: hay gente a la que le gusta juntarse con amigos, o estar con su familia o mascotas, sin embargo, existen personas que prefieren sobrellevar su dolor tan dentro y sin preocupar a otros tanto como puedan.

Mientras que otras personas se sienten mejor cuando ella y su problema son el centro de atención, otro prefieren pasar lo más inadvertidos posibles.

Cuando unas personas se sienten mejor hablando sobre ello, otras simplemente prefieren evadir el tema en cualquier cosa que no le traiga solución, es decir, ¿si no lo soluciona para qué hablarlo?

Es muy complicado cuando eres del tipo de persona que prefiere pasar su asunto solo, sin preocupar a los demás para no causarles molestias, que prefiere callarse y que no le gusta que le mencionen su problema, que odia la presión y que preferirá a un grupo de personas que lo ayuden a olvidarlo que a uno que haga constante presión en la herida.

Lo más insoportable cuando te gusta estar sólo, es estar rodeado de un grupo de personas que les gusta hacer presión en algo.

Y es frustrante, en especial cuando esas personas que hacen presión con su preocupación demustran celos, pues tú has decidido buscar a aquellos que no expresan esa preocupación por el asunto.

He oido hablar que en cirugía se habla de 2 cosas:

1-La cirugía.
2-Algo para distraer al paciente.

Entonces tendríamos al grupo preocupón para lo primero y al grupo elegido para lo segundo.

Pero ya estoy dando demasiadas vueltas...

En resumen, no todo el mundo debe ser consolado de la misma manera. Mientras unos se sienten bien con grandes charlas otros no. A veces, la mejor manera de apoyar a una persona es simplemente estar ahí y no decir nada, solo estar.
"A veces es mejor estar y no hablar"

miércoles, 25 de junio de 2014

Yo y mi "Zona de Confort"

"En el ámbito de la psicología, la zona de confort es un estado de comportamiento en el cual la persona opera en una condición de "ansiedad neutral", utilizando una serie de comportamientos para conseguir un nivel constante de rendimiento sin sentido del riesgo (White 2009).1
 En el ámbito del coaching, se conoce como zona de confort al conjunto de límites que, sutilmente, la persona acaba por confundir con el marco de su íntima existencia.
Sin duda, es una de las expresiones más significativas porque define muy gráficamente el acomodo de aquellas personas que han renunciado a tomar iniciativas que les permitan gobernar sus vidas.
El coaching a través de un proceso -por lo general- sencillo y breve, resulta muy eficaz para alcanzar nuevos horizontes. Indiscutiblemente, cuando se abandona el camino más trillado aparecen alternativas que merecen ser tenidas en consideración." - Zona de Confort. Wikipedia.org

En este caso, al término "zona de confort" vamos a aplicarle otro significado, uno más físico. A partir de ahora, lo reconoceremos con este concepto: "Zona de Confort: Es todo aquel espacio físico, por pequeño que sea, donde una persona se siente en libertad de ser quien es, sin límite. También aquel que le proporciona seguridad y calma sus miedos, pues tiene en su mente la idea de que es el lugar en el cual no le pasará nada y estará a salvo. Generalmente, en este espacio también se localizan representaciones físicas del "Yo interno" de la persona en cuestión".

 A veces, esto se asocia más a las personas tímidas o con algún trastorno, pero la verdad es que todos poseemos un lugar que, por grande o pequeño que sea, representa aquella zona en la que dices "Ok, estoy aquí y estoy bien, nada malo puede pasarme", sin embargo ¿qué pasa cuando ese lugar es perturbado o, para usar el término que más me parece, "violado"? Pues simple: Todo se desmorona.

En lo personal , esa zona es mi habitación. A  lo largo del tiempo que llevo usándola (que no es mucho) me he encargado de llenarla de cosas, pensamientos y demás que la han hecho como mi guarida. El lugar en el que me siento tan yo, tan segura, tan cómoda que incluso me permite expresarme abiertamente en este blog.

Hace un tiempo, una de mis tías estuvo en mi habitación conmigo, estábamos hablando y ella estaba en mi cama, entonces me dijo "Me siento tan rara de estar aquí, es como si estuviera violando algo" y en ese momento me reí, pero comprendí que se refería a que el lugar era tan mio que era extraño estar allí.

Así pues, con el tiempo, este se ha vuelto el lugar donde lloro si lo necesito, donde río si lo necesito, donde grito si lo necesito.

Debo confesar que nunca he sido una persona muy fuerte sentimentalmente, pero he aprendido a hacer cara a muchas cosas por una razón: Poseo mi propio tiempo y espacio, que vivo más allá de nadie y que nadie puede afectar y eso lo vivo aquí, en mi Zona de Confort.

He de confesar que últimamente he pasado muchas cosas. Estoy estudiando medicina, lo cual es estresante; además estoy un poco mal de salud y demás complicaciones de la vida de una adolescente de 17 años. También he de confesar que cada vez que sentía que no podía más prefería, en gran medida, venir a esta zona porque no quería fastidiar a nadie con mis problemas (Cada quien con lo suyo ¿no?).Pero, en estos últimos días, me he sentido muy decaída. No quería hacer otra cosa que estar en esta zona y no separarme. 

Como tengo esa percepción trato, tanto como puedo, no meterme con lo que considero es parte de la Zona de Confort de otras personas, siguiendo el famoso "No le hagas a otros lo que no quieres que te hagan". Sin embargo, hoy he sentido una seria violación a mi espacio y debo decirlo:

"¡NO AGUANTO MÁS, COÑO!"

Es muy frustrante haber tenido un mal día, mejor dicho una mala semana, un mal mes y cuando vas al único lugar que consideras seguro te das cuenta Ese lugar NO es seguro.

¿Entonces qué haces? TE TENGO NOTICIAS: EL LUGAR QUE CREÍAS SEGURO, NO LO ES.

Ahí es cuando te derrumbas, no sabes que hacer, imagina: El lugar que creías era el más seguro del mundo, es realmente vulnerable.

Lo primero es tratar de tener calma, CLARO QUE SERÁ DIFÍCIL, pero no hay de otra.

Lamentablemente, vivimos en un mundo donde no hay respeto por nada ni nadie, donde lo más preciado para ti no le vale nada a los demás y, lamentablemente, cuando el lugar más seguro del mundo es destrozado, solo queda tomar los pedazos y tratar de construir otro más fuerte pero dentro de nosotros.

¿Cómo superar una crisis cuando se siente tal amenaza?
No lo sé, no sé realmente si hay un método. Mi consejo:
  1. Ve a tu zona.
  2. Estáte allí, reconocela, cálmate y verifica que tanto de ella reconoces como "tuyo" aún.
  3. Desahógate. ¿Necesitas llorar? Hazlo. ¿Necesitas gritar? Hazlo. Al fin y al cabo, para eso es ese lugar.
  4. Una vez halla salido todo, relájate. Concéntrate en algo que te guste hacer allí y verás que, poco a poco, podrás estar en paz.
  5. Cuida mejor la entrada a esa zona, si es que quieres seguir teniéndola como tuya o, simplemente, reemplazala por otra zona, física o no, donde realmente puedas sentirte seguro.
Quizá a muchos les parezca una tontería, pero no lo es.




Todos necesitamos un lugar en el que podamos sentirnos seguros, un lugar que podamos llamar "mío", un lugar para el egocentrismo puro y duro. Un lugar donde podamos ser ese "Yo". 


domingo, 22 de junio de 2014

Palomas Mensajeras (P4)

Levantarse cuando se está enamorado es una tortura. Despiertas y tu primer pensamiento suele ser esa persona. Eso es gracioso, en especial contando que, seguramente, tu último pensamiento la noche anterior fue esa persona también.

Lo primero que esa criatura hizo fue leer el papel que Marc le había dejado, se sonrojó, suspiró. Gritó de emoción haciendo que su dama de compañía entrase. Emocionada, le contó a ella todo, absolutamente todo sobre Marc, incluyendo la visita de anoche y le hizo prometer que no contaría nada a nadie. De inmediato, le pidió que fuese al mercado y comprase una paloma con una cinta, y le pusiera las iniciales D.D. 

La señorita obedeció en el acto y Diana esperó escribiendo una carta, sincerando sus sentimientos:

"¿Sabes?
Me agradas.

Me gusta hablar contigo
de hecho, no me canso.

A veces me desesperas,
Pero eso no quita que te quiera...

Me gustas.
Tu boca, tu lunar
Tus gestos, Tu manera de hablar.

Esa risa "delicada"
Que se escucha a cuatro cuadras.

En fin...
¡Tengo ganas de verte!"

La dama llegó con la paloma y, ni corta ni perezosa, la carta fue enviada.

Esta carta no tuvo respuesta. Tras varios días esperando, sin recibir ni una carta ni una visita, Diana optó por enviar un mensajero, un caballero montado en su poderoso corcel le acercaría la carta, esta vez perfumada, a su amado.

Diana le dio instrucciones precisas de regresar en la noche con la posible respuesta, y el caballero partió de inmediato.

Las horas parecían moverse sin ganas, como si no quisieran partir jamás, como si quisieran quedarse ahí para siempre.

Finalmente, el sol se metió tras el psiquiátrico y Diana vio al caballero acercarse, con su caballo presionado y relinchando, yendo a todo galope.

Diana bajó las escaleras para ir al encuentro del joven caballero, quien se bajó de su caballo.

Arrodillándose ante Diana, le entregó la carta que ella misma había enviado, aún sellada.
-¿Qué ha pasado? ¿No estaba? O... ¿Es que no ha querido recibirla?- el caballero no la miraba a los ojos, mantenía la vista fija en el suelo tratando de rehuir su mirada lo más posible -¡Contéstame!- La voz entrecortada del joven trataba de salir de su boca (sin mucho éxito he de decir). -Mi Lady... El destinatario ha...- -¡¿"Ha" qué?!-

-Ha muerto- logró decir el joven de una vez, como si estuviera escupiendo algo que le tapase la garganta.

El Shock de la chica fue tal que se desmayó.

La verdad es que no es una historia con un final feliz, pues Diana enloqueció y fue encerrada en el psiquiátrico, lugar que no hacía más que recordarle su terrible pérdida.


Fin

Mi opinión sobre el Matrimonio Homosexual

Como algunos sabrán, yo soy de República Dominicana. Un "pequeño" país en el caribe que ocupa algo más de la mitad de una isla entre Cuba y Puerto Rico. Mi país tiene fuertes creencias religiosas basadas en el Catolicismo (y creo que eso está bien). Sin embargo, enfrenta grandes problemáticas, como muchos países, sobre El Aborto y El Matrimonio Homosexual. El día de hoy, quiero dar una pequeña opinión sobre el segundo tema, además tratar de explicar un poquito lo que pienso de ambos grupos.


Advertencia: Es probable que tu opinión no sea igual a la mía, no estoy aquí para ofender a nadie ni mucho menos, solo quiero expresar mi punto de vista. No es mi intención hacer sentir mal a nadie. Sí crees que eres demasiado sensible, abstente de leer esto.



Es cierto, hay que tolerar a aquellos que dicen "Sí" con respecto al matrimonio homosexual y respetar su decisión, pero también hay que respetar y tolerar a aquellos que dicen "No".



Entiendo que los que dicen "No" por motivos religiosos dirán "Dios hizo a Adán y Eva, no a Adán y Esteban (aunque nadie menciona a Hada y Eva )" pero deben tener en cuenta Uds. que mucha gente no comparte sus creencias (son de otra religión o simplemente no creen en un ser superior) y aún así respetan su derecho a decir "Sí creo", aunque no estén de acuerdo.

Pienso yo que hay que tolerar y respetar a ambos grupos, #ViveYDejaVivir. El respeto al derecho ajeno es la paz.

Personalmente, me da igual que seas homo o hetero siempre y cuando np trates de violarme 



En resumen, creo que el matrimonio Homosexual está bien. Son solo dos personas queriendo pasar su vida juntos y expresar su amor, nada más y nada menos. Además, a ti no te afecta (a menos que te guste algún integrante de la pareja).



lunes, 5 de mayo de 2014

Palomas Mensajeras (P3)

¿A quién no le ha pasado esto? De repente, te gusta alguien. Sientes como si estuvieras anestesiado, te perturba todo y nada a la vez. Sientes quizá lo que es "estar enamorado" y, de cierta manera, cuando no estás con esa persona los minutos se te hacen horas, las horas días y los días semanas, etc.

Pero, cuando estás con esa persona, todo pasa como un suspiro... Un alegre suspiro...

Por primera vez, nuestra joven sentía esa tortura. Se sentó en su balcón, mirando el atardecer, pensando en todo y en nada.

-Me pregunto- se decía a sí misma -¿Qué cosas pasarán en aquel edificio? Se ve tan solo a la luz del día, tan espantoso en las noches y tan hermoso en el atardecer. Es como si cambiase según se mira. No cabe duda que la belleza es tan relativa, que la vida es tan hermosa, pero que todo parece perfecto cuando se quiere a alguien-.

Tomó su caballete y sus pinturas, aprovechó para captar el momento cuidadosamente. Quería tener un recuerdo de esa noche tan especial, quería matar el tiempo pues odiaba esperar. Poco a poco la hora se fue acercando y los nerviosa la mataban. Todos en la mansión se había dormido ya, cuando una paloma llegó al regazo de la joven:

"Estaré ahí en el momento acordado, My Lady.
Muero por verle nuevamente, escuchar su bella voz, mirar sus profundos ojos verdes,
Sentir sus delicados dedos entrelazados con los míos
será más que un sueño."

Su corazón dio un vuelco de emoción. No podía hacer más que morderse los labios. ¿Esto era amor? ¿Así se sentía estar enamorado y ser correspondido? Era un sensación nueva, grande, tierna, dulce. Cosas que no podía ocultar aunque quisiera, pero no quería.

Tortuosamente, llegó la hora. La luna estaba en su punto más alto, justo sobre el manicomio. Una sonrisa iluminó su rostro, el cual se mantenía mirando hacía al jardín, esperando que su amado llegara.

Una rama crujió y desde abajó una gruesa voz le habló, con anta ternura como pudo -Oh, Diana, oh mi bella princesa Diana, ilumina mi noche cual luna, calma mi dolor con tu rostro angelical, cubre mis faltas ante tus ojos y déjame ser digno de estar ante tu presencia esta noche, puesto que no lo soy.- La joven se sonrojó en la oscuridad. Agilmente él se subió por la decoración de la pared para llegar hasta ese balcón.

Ella sonrió para sus adentros, fuera trataba de mantenerse seria a pesar de su sonrojo -Caballero, le recuerdo que soy una dama, por lo que no está bien que entre en mis aposentos. Mucho menos si estamos los dos solos.- Él acarició el rostro de ella y, sonriendo -Soy Marc y Ud mi princesa- dijo él, arrodillándose  y entregándole un clavel -Una flor para otra flor- ella lo contempló con cariño, era una mirada nueva y la sentía como una mueca, pero era la expresión más hermosa que pudieron dar sus ojos.

Diana acarició las mejillas de Marc y, despacio, fue hasta sus cabellos. Ahí, se dedicó a desatar el nudo de la máscara, la cual cayó al piso de inmediato.

Si bien Marc no era el chico más agraciado de todo el lugar, si era el que ocupaba lugar en el corazón de Diana. Ella lo haló para que se levantase y con cuidado le dio un beso. Más bien, juntó sus labios torpemente con los de él, pues era su primera vez y no tenía idea de qué hacía, estaba nerviosa.

Él rió un poco, entonces ella se sentó en su cama, invitándole. Pasaron el resto de la noche charlando, contándose sus vidas mutuamente. Ella disfrutaba cada segundo de verle hablar. Su voz era gruesa, su boca un poco extraña para ella. Sus gestos eran un poco exagerados, su lenguaje corporal muy radical, su risa muy escandalosa pero a veces muda. La manera en que contaba las cosas la impactaba, ni siquiera su hermano tenía tantas historias que la mantuvieran interesada.

-Verás, actualmente soy un médico. Trabajo en el psiquiátrico. Soy el protegido del Doctor F., pero no siempre fui así, antes era una persona diferente...- él le contó solo algunas cosas, no muy detalladas, de lo que había sido su vida -Entonces- interrumpió ella -Eres como una rata. No son feas del todo y contribuyen mucho con la ciencia. Pero en cierto modo también son viles, malas y demás.- él sonrió -Puede que tengas razón, soy una rata. El amanecer está cerca, debo irme ya.- Ambos se levantaron y ella lo acompañó de nuevo al balcón -¿Volverás pronto?- dijo ella sonrojada, mientras se mordía los labios y miraba rogante. 
Él le sonrió -Cada vez que la luna llena quede sobre el psiquiátrico, yo estaré aquí para posar mi cabeza en tu regazo.- Le pasó una hoja de papel -Léela al amanecer.-


Él se marchó con su máscara en mano, siendo cubierto por los últimos rayos de la luna.


Ella se acostó a dormir, había tenido demasiadas emociones por una noche y prefirió dejar el papel para más tarde. Lo que no sabía era su importancia. Marc era una persona que siempre miraba todo con lógica, fríamente, pero había llegado a sentir un poco de calor en su corazón, la carta ponía:

"Me encanta hablar contigo.
La verdad, te quiero,
Y por primera vez...
No me interesa saber el por qué."


¿Continuará?

domingo, 4 de mayo de 2014

Palomas Mensajeras (P2)

¿Cómo lidiar con una persona fría y discreta? No lo sé, es muy complicado si te topas con una persona que parece ser hielo cuando tu eres fuego. Aquella persona que es algo que tu deseas, por una u otra razón, pero que parece estar totalmente alejada de tu alcance. ¿Terminaría este siendo el caso?

Esa casa en la montaña tenía un balcón y en dicho balcón Diana acostumbraba practicar cada día con su violín. Tocaba y tocaba sin descanso, deleitando a todo aquel que en los alrededores moraba. Era común ver una escena tipo Romeo y Julieta una que otra noche, puesto que los jóvenes se creían con el derecho de irrumpir en la paz del jardín de aquella flor.

Sin embargo, pese a toda aquella atención, la dulce niña no podía sacarse la mente a aquel joven con máscara de rata, cuyo nombre ni siquiera había conocido. Ya habían pasado dos meses y la joven no sabía que hacer, trataba de expresarse mediante pinturas, mediante la música, mediante su canto... Pero nada apaciguaba su curiosidad y su deseo.

No fue hasta una tarde que este menguó: la joven estaba parada en su balcón, como cada día a las 3 de la tarde. Un arrullo. Un sonido bastante molesto irrumpió la dulce melodía de su instrumento. Al girarse, se encontró con una paloma blanca, esta tenía un cinta verde en su pata y ponía las iniciales M. F. 

Con cuidado, Diana extendió el brazo y la paloma voló para posarse en él. El animalejo traía consigo una carta, ella desenrolló el papel a máquina y lo leyó:

"Oh, Dulce Flor que iluminas mis días y mis noches.
Oh, belleza, que no puedo hacer más que ver desde mi ventana.
Oh, ángel mío que cantas en las mañanas.
Regálame una sonrisa, mi amada"

La joven se sintió halagada, pero a la vez un poco fastidiada. No era la primera vez que recibía un recado como este, pero si la primera vez que era enviado por una paloma. Tomó un papel y con su fina letra escribió:

"Debo agradecer a Ud. Señor(?) por dicha carta, pero no me gusta tener mensajes en anonimato, si gusta podría pasar a identificarse y, así, conocernos mejor."

Ató la carta a la patita del animal y lo envió a su destino, que suponía la paloma conocía bastante bien.

La respuesta no se hizo esperar por mucho tiempo:

"Yo soy aquel, pues, que aquella noche bailó con Ud.
Quien perdió el corazón en el momento en que rozó su cuerpo.
Quien fue abandonado por su cerebro cuando escuchó su voz
Y quien sólo puede soñar con tener su atención.

Soy aquel que desea hacerla reír sin cosqillas.
Soy aquel que desea, fervientemente, besar sus labios carnosos.
Aquel que solo puede soñar,
Pues no sabe si tiene el permiso para realizar...

Siempre suyo: El Joven con la Máscara de Rata."

¡Era él! El joven que rondaba sus pensamientos desde aquella noche había ido por sí mismo a sus brazos. Pero como dama que era, la habían preparado. En ese momento la acosó el recuerdo de una gran lección que su madre le dio un día "-Hija- le decía -En el mundo hay hombres buenos, maravillosos, grandes; sin embargo, existen malos, terribles, embaucadores y burladores. Cuando elijas, debes hacerlo con pleno conocimiento y de la persona, para que no te arrepientas de nada nunca-".

Pero también recordaba una noble lección de la vida "Es mejor arrepentirse de lo que se hizo que de lo que no se atrevió a hacer", y con ese pensamiento, en vez de pensar "¿Por Qué?"  nuestra noble princesa pensó "¿Por Qué No?":

"Queridísimo joven, he de informarle que me ha halagado en todo el sentido de la palabra.
Me encantaría, de sobre manera, concertar una cita con Ud. para esta tarde.

Totalmente curiosa: Diana Dasspeed"

Sin embargo, la respuesta a esta carta no llegó, y así se mantuvo esperando día con día.


Pasada una semana, la doncella salió junto con su dama de compañía, Linne. Estaban en el mercado, mirando unas verduras cuando un jovencito pasó cerca de ellas. -Señorita,¿ me da una limosna?- les dijo el pequeño con voz tierna. Pero de pronto un enorme sujeto pasó junto a ellas quitándoles sus bolsas. El jovencito también salió corriendo, mientras las dos señoritas gritaban histéricas -¡Ladrón! ¡Ayuda! ¡Nos han robado!- Las demás damas se horrorizaron, pero unos miembros de la policía salieron en su auxilio.

Se dio una persecución bastante agitada. El ladrón era bastante hábil para correr, esquivar y trepar. No había duda de que era de la zona pues sabía perfectamente como moverse en ese entorno. Los viejos policías ya rebuznaban como asnos aplastados, cuando un joven pasó entre ellos. Este de cabellos negros y complexión fuerte pasó entre ellos. Era increíble ver como podía, simplemente, seguirle el paso al joven delincuente.

Poco rato después, el mismo joven pasó de nuevo por el área -Aquí tienen los bolsos, señores policías- Ambos abrieron los ojos como platos -¿Cómo es que lo has logrado, muchacho? ¡Ese chico era demasiado hábil y escurridizo!- El joven sonrió -Yo también soy de estos lados, aunque ahora sea un practicante*- Fue cuando lo reconocieron, era el nuevo trabajador de psiquiátrico, algo así como un doctor en entrenamiento. -Acompáñanos, la señorita seguro querrá darle las gracias a su héroe- le dijeron los policías, pero él rechazó. -Si pregunta, díganle que ha sido su joven con máscara de rata.- Ellos se rieron bajito, pero en cierto modo les hacía ilusión actuar como celestinas.

Se fueron y entregaron el bolso y el mensaje a las damas. Diana sonrió muy ruborizada, a parte de gustarle y era también su héroe, poco a poco se volvía un sueño... Un sueño que ella esperaba que durase.

La paloma no tardó en aparecer en el balcón de Diana:

"Debe tener más cuidado, mi dama, cuando deambule por el mercado, aunque sepa que cuenta con mi cuidado."

La cara de ella parecía arder, era un reflejo de la emoción de su corazón. Sólo quería volverle a ver, ahora con más razón que nunca. Mantuvieron comunicación cada día sin falta, a base de palomas con las iniciales M.F. en sus cintas de identificación. Hasta que un buen día, la joven no aguantó más y en una explosión de emoción le dijo:

"Le quiero, quiero verle, no puedo aguantar las ganas.
Necesito sentir su piel.
Quisiera ver su rostro.
Quiera recordar su sonrisa.
Por favor, hónreme con su presencia:
 esta noche en mi balcón, cuando la luna alcance su punto más alto."

Así, la paloma se fue con ese mensaje. No regresó y por eso Diana esperó. Se sentó a ver la colina del otro lado, lugar en donde se ubicaban el psiquiátrico de aquel pequeño pueblo. Ese lugar frío, espeluznante y extraño se veía acogedor durante un rato al día y ese momento era durante el atardecer, puesto que la luz rosácea del sol le iluminaba. Esta noche este espectáculo significaba algo más: El inicio de la espera por su amado, ¿por fin lo vería? Solo quedaba esperar... Esperar y ver.






¿Continuará?

sábado, 3 de mayo de 2014

Un Lazo en el Meñique (P20)

Corrí desesperadamente hasta la que había constituido como mi base de operaciones bajo tierra. Tenía todo planeado, así que mandé a las esferas a la cárcel de pesadillas de Chad. Todo lo que tenían que hacer era seguir el plan y ganaríamos ¡seguro que ganaríamos! Como parte del plan yo sería la carnada y distracción, mientras ellos iban a controlar a las pesadillas yo estaría en el palacio, haciendo una democrática visita al Lord del Norte Azul. Me vestí con una capucha roja, esta tapaba mi rostro y fui hasta el palacio de Chad.

Fui cabalgando un unicornio un poco extraño. Tenía los ojos rojos y su pelaje era negro, no era precisamente la criatura más alegre del corral, pero al menos era rápido y resistente, mi vida estaba en buena pesuñas. Andamos lo que me parecerían 2 días en la tierra, pero fueron dos semanas en este mundo, después de todo he ido de un polo a otro. 

En el camino, con el silencio del camino pude estar sola con mis pensamientos (lo último que querría ahora) y temí mucho por varias cosas:
  • Por Daca, no sabía cual era su estado, no sabía si podría rescatarlo y tenía miedo de que mi plan fallara rotundamente... Después de todo, yo soy un fracaso rotundo...
  • Temí por mi vida, el equilibrio de este mundo era indispensable para que mi vida siguiera "equilibrada" y no sabía que estragos tenía hasta ahora.
  • Temí, por sobre todo, por una duda que me aquejaba: si fallaba ¿cuáles serían las consecuencias de mi error?
A pesar de todo mi miedo, no podía sentarme simplemente a meditarlo. El pequeño Uni (el unicornio Lo sé soy muy original con los nombres) era mi única compañía en esta travesía y relinchó fuertemente cuando llegamos a la entrada de in bosque -¿Qué es este lugar?- Pregunté -Es la frontera entre el palacio y el resto del norte.- dijo una voz. Salté del susto -¡¿Quién dijo eso?!- grité del espanto. Un relinchido acompañó la respuesta -Yo, ¿o acaso pensabas que no sabía hablar? Como sea... My Lady, este es un bosque muy tenebroso. ¡Que más quisiera yo que acompañarle! Pero es muy peligroso que vaya sobre mi lomo, lo mejor será que camine a mi lado, las ramas son muy bajas y podría resultar herida.- La verdad me hacía pensar que quería abandonarme, pero se mantuvo fiel y a mi lado.

El tramo por el bosque fue muy largo  espeluznante, nos encontramos con una que otra manada de lobos, pero la mayoría bajaba sus orejas ante mi presencia ¿debo sentirme halagada de que alguien parece respetar "mi poderío"?

Pasar el bosque fue más espuma que chocolate, la difícil era la falta de luz que hacía a todo parecer lo que no era y eso me mantenía asustada. Uni me calmaba recordándome que estaba en el único lugar donde, si me asustaba algo, esos temores podrían volverse en serio contra mí.

Caminé a su lado, sintiendo su pelaje suave en mi mano todo el tiempo, escuchando su respiración que me calmaba, yendo al ritmo de su suave galope.

-¡AHHHHHHH!- un fuerte grito irrumpió de pronto, helándome los huesos y el alma. -¡Ese es Daca!- chillé fuertemente, saltando al lomo de Uni y pegándole con los pies en los costados. Pegué mi cuerpo lo más que pude a su lomo para que corriese despreocupadamente. Las lágrimas se derramaban por sí solas de mis ojos mientras gritaba a todo pulmón -¡Ya voy, querido, resiste tanto como puedas!-.

Finalmente salimos de ahí.

El castillo era lo más grande que hubiera visto, aún en mis sueños, pero no tenía tiempo para quedarme observando esa maravilla, pues los gritos de mi amado continuaban torturando a mi oídos.

Mi alma se partía con cada grito, era como si estuviera recibiendo una golpiza mientras apuraba al unicornio a cada paso. 

Alcancé a visualizar la entrada y fue cuando más apuré a Uni, quien frenó gracias a un golpe seco que nos dimos en el costado contra la gran puerta, me dolió mucho la pierna, pensé que me la había partido.

Los guardias se prepararon para atacarnos, fue entonces cuando descubrí mi rostro y exigí, aún sin estar en posición de hacerlo, ver a Chad en el acto.


Continuará...

Palomas Mensajeras (P1)

Todo comenzó en esa puerta, en ese lugar. Esta es quizá una historia de amor, la verdad no estoy segura de como puede catalogarse pero la contaré de todos modos...

Hace 20 años, en una noche nublosa la puerta de la casa Dasspeed sonó. Unos educados golpesitos acompañados de fuertes tirones a la cuerda de la campana interrumpieron la quietud de la noche. La señora de la casa, como no era de esperar, se levantó de su cama a toda prisa y se calzó las pantuflas. Corrió rápidamente a abrir la puerta, pensaba que podría ser su hijo, quien había estado en la guerra desde hacía un par de meses.

Al abrir la puerta de aquella casa, que se ubicaba en una colina, en una pequeño pueblo que no aparece en el mapa durante una noche de un año que no se recuerda, la señora descubrió en una cajita, entre sábanitas desgastadas y agujereadas a una pequeña, una bebé que bien podría ser su nieta y era el vivo retrato de su hija, una hija que murió hacía ya 5 años justo después de respirar por primera vez.

Tomó a la bebé entre sus brazos y preguntó a la noche, bajo la bella luna, si alguien rondaba aquel lugar y fuese progenitor de la criatura, pero nadie respondió a su clamo. Era pasa la media noche, así que con una dulce sonrisa en los labios entró en la casa con la bebé en brazos, quien sería un nuevo miembro de su familia y llevaría el nombre que originalmente era para su hija, Diana Dasspeed, a quien cuidaría como tal.

A la mañana siguiente expuso el caso a su marido, Joseph Dasspeed, quien era un aristócrata, un noble si así se quiere decir. Cabe destacar que en un primer momento no estaba de acuerdo, pero al mirar a su mujer que ya pasaba los 40, con esa bebé en brazos, al mirar la sonrisa y la ternura de aquella bella mujer con hilos d plata en vez de cabellos no pudo evitar darle su razón y permitir que la criatura fuese criada como un miembro más de la familia. -Mary, con esa bebé en brazos te ves tan bella como el día en que diste a luz a nuestra hija, a pesar del dolor de aquella noche. Si tu felicidad depende de la adopción de esta criatura pues yo también la tomo como hija, mañana mismo se bautiza y se declara como nuestra hija, Diana.-.

Y así, la pequeña fue criada como toda una dama, una princesa si se quiere. Se le enseñó a leer, a escribir, a ser una señorita de alta clase muy refinada. Se le cultivó también en las artes, como la música y la pintura. Diana cantaba como un ángel, tocaba el violín, el arpa y el piano. Pintaba de manera excepcional, tanto que en serio sus pinturas parecían una visión de los dioses.

Claro está, cuando se tiene una hermosa hija de 15 años, de pelo castaño, piel blanca como la nieve y unos ojos verdes que se comparaban con las hojas nacidas en la primavera, sumada a su inteligencia y habilidad, los pretendientes no se hacen esperar. A diferencia de la mayoría de los nobles, los señores Dasspeed no trataron de elegir por su hija, sino que dejaron a libre albedrío de ella aceptar o no los cortejos de los caballeros que se presentaban ante ella. 

El tiempo iba pasando y Diana seguía cultivando todos sus dones, hasta finalmente cumplir los 18.

En su cumpleaños número 18, Joseph decidió ofrecer una fiesta, era un gran baile de máscaras. El salón principal de la casa fue decorado por la misma joven. Los colores elegidos fueron el verde hoja y el azul celeste. Todo el salón se asemejaba al océano y el mar, que se tocaban y acariciaban entre sí para dar un hermoso color. Otra cosa que acompañaba la decoración eran los cuadros, la joven había colocado en el salón todos los cuadros que había pintado en el último año, exactamente 18. La música era sin duda el área en que se luciría, había practicado arduamente y estaba lista para demostrar lo que era capaz de hacer con su violín.

¡La gran noche llegó! ¡Los invitados estaban entrando! La joven estaba en su habitación tratando de controlar sus nervios mientras su madre le peinaba. Su vestido era verde, para combinar con sus ojos. Sus zapatos eran blancos. Su pelo estaba suelto y lacio, le llegaba más allá de la cintura y estaba recogido de un lado con un hermoso listón blanco, que hacía un moño tipo envoltorio de regalo. Su máscara era un tanto o mas peculiar, pues imitaba el rostro de un astuto lobo de las nieves.

Todos los invitados estaban en el salón, esperando. Platicaban plácidamente pero estaban ansiosos por ver la flor más bella que había florecido en aquellos campos. Lo normal era que la señorita hiciera su entrada en lo alto de una escalera, pero el susto que se llevaron no fue poco:

Las luces se apagaron. Un violín empezó a cantar. Las miradas de todos se dirigieron a un gran telón azul, que fue iluminado con por una tenue luz amarilla, que imitaba al sol. El telón se abrió y descubrió a ese bello ángel, que deleitaba a todos con su armoniosa música.

Entre el público estaba él. Ellos no se conocían, era la primera vez que él la veía. Sus miradas se cruzaron por un sólo segundo, y ese segundo pareció una hora y esa hora una eternidad, y esa eternidad una vida ¿juntos?

La canción acabó. La joven dio las gracias y fue presentada por su padre a la sociedad como toda una mujer. Una banda la sustituyó para poder empezar el baile, el cual la joven haría con su hermano Joseph Jr.

Desde lejos, el joven de hace un momento la observaba, él llevaba en ese momento una máscara de rata y un traje azul. Si crees en el destino, habrás pensado que esta pareja estaba armada desde hacía mucho, puesto que eran los colores justos de la celebración.

En medio de la pieza, el joven se acercó con mucha seguridad. Muchos eran los pretendientes que rodeaban a la pareja danzante, pero esto no lo intimidaba para nada, tenía mucha confianza en sí mismo. Se acercó hasta estar al lado y, con mucha educación, dijo -My Lady, sería un honor si me permitiera esta pieza.- y sonrió, la máscara no cubría su boca. La joven le tomó de la mano y bailaron por un rato, no mediaron palabra, ni siquiera él compartió su nombre. Se agradecieron la compañía y se separaron.

En ese momento no estaban seguros, pero sentían algo extraño que trataron de ignorar ¿qué era ese nuevo sentimiento?

La sensación extrañaba mucho a la joven, era algo que no había sentido jamás pero sí había leído, pintado, cantado y tocado sobre ello. Varias veces descubrió las miradas del caballero de la máscara de rata, pero lejos de incomodarle estas le fascinaban. Así transcurrió toda la velada, una en la que los ojos hablaban por el corazón y en la que no se mediaría palabra, una especial noche que marcaría el primer día del resto de dos jóvenes vidas, el inicio de la historia de Diana Dasspeed y El Joven de la Máscara de Rata.


¿Continuará? 

martes, 29 de abril de 2014

Triángulo Traumático (P21)

Tiempo después...

Había pasado ya el plazo que Damian le había dado a las chicas. Desde el encuentro con Alice sobrevivió a base de masturbación esperando únicamente este momento, el momento de poder tenerlas a ambas a sus pies sin ningún tipo de contratiempo, sin ninguna oposición y por voluntad propia.

Por supuesto, ese día él no se encargó del virgo de Alice, ¿por qué? Pues porque quería hacerlo frente a Kim. La idea le daba mucho morbo y él sabía de la fuerte atracción que existía entre las dos jóvenes, sabía perfectamente que no habría mejor oportunidad para herir el masculinizado orgullo de Kimberly que ese.

Sin embargo, había algo que él no sabía de Kim. Desde el primer día que lo vio Kim sintió que nacía en ella una guerra interna ¿la razón? Ella no lo entendía y ese primero de diciembre aún no tenía la respuesta clara. Alice era y seguía siendo el amor de su vida, el único ¿o no? Dami había despertado en ella dos cosas:

1-Repulsión, la que ella sentía hacía todo hombre desde lo sucedido aquella noche hace ya varios años.
2-No era fácil de explicar... En realidad sí, pero no quería admitirlo. ¿Era amor? No, esa era una palabra muy grande utilizada solo para la gloriosa figura de Alice. ¿Era atracción? Podría ser, el mundo daba muchas vueltas.

Alice, por su lado, tenía las cosas claras. ¿Sentía algo por Damian? ¿Quizá por Kimberly? No se había detenido a pensarlo porque había descubierto una nueva faceta de sí misma, una que se dedicaría a investigar a fondo de todas las maneras posibles. Una faceta dedicada única y exclusivamente al placer y la satisfacción ¡y vaya oportunidad! Ella sabía perfectamente que gozaba de un privilegio que pocos, tanto hombres como mujeres, tienen y ese era la libertad de explorar su sexualidad en toda la expresión de la palabra, tanto con un chico como con una chica.


Por primera vez en un tiempo, Damian se levantó por sí sólo. Ya no tenía que preocuparse de que lo vigilasen constantemente. Fue hasta el baño, se dio un laaaargoooo y refrescante baño y luego bajó a desayunar. En la mesa se encontró con Alicia, su madre, quien no dejaba de verle con cara de pena y temor -Dami, bebé- le llamó -Quizá es muy pronto para que vuelvas a ir a la escuela, quizá debas descansar un día más, o dos, o tres.- Damian fue hasta ella, la abrazó y besó su frente -Mami, estoy bien, yo me puedo cuidar.- volvió a besarle la frente, era un gesto común en él para calmarla. La señora sonrió y asintió sin oponerse más.

Adam bajó las escaleras, muy elegante y vestido de traje como siempre para ir a trabajar. Tomaron el desayuno en familia como solían hacer antes del secuestro de Damian. Se despidieron amorosamente y cada quien tomó camino: Damian a la escuela, el Sr. White a la oficina y la Sra al jardín, en el cual dejaba ir todo su tiempo libre.

Damian se reincorporó a clase de inmediato, Matías le había estado dando las tareas y temas para que estudiase mientras estaba en casa así que no estaba desubicado. Se sentó en la fila junto a las ventanas, la primera a mano izquierda, exactamente en la tercera butaca. En diagonal estaba la hermosa Alice, se veía tan distante como siempre y, sentada en la esquina contraria a él, en lo más profundo del aula, estab Kim clavándole los ojos.



Continuará...

Disculpen mi ausencia señores D:

No les prometo nada pero, puede que me ausente menos :3

¡Hasta la próxima historia!