Me llevaron hasta algo similar a un patio, que se encontraba casi al centro del castillo. En este pude ver como tenían a mi pequeño ángel atado de cuello y muñecas, con sus alas totalmente desplumadas. Su cabello antes rizado parecía una tabla, por lo plano. Su cara estaba totalmente mugrienta y su ropa agujerada. Lo que yo describiría como un hombre pulpo estaba golpeándolo con un látigo y a cada golpe, Daca gritaba a todo pulmón.
Al fondo, Chad estaba sentada en un enorme trono, viendo como las cosas iban pasando y burlándose mientras tomaba una copa de vino tinto. Lo curioso, es que su piel se empezaba a tornar morada. Algo me dijo que era mala señal, recordando que el morado es la unión del azul y el rojo, lo más adecuado era asumir que estaba apoderándose de todo ¡claro! Para ello estaba tratando de matar a Daca, para que el ser que velaba por el equilibrio de ese mundo no pudiera detenerlo y así quedarse con todo. Con ese mundo, nuestro mundo, mí mundo y, por tanto, con mi consciencia también.
Me costó algo de tiempo y sobre todo de trabajo, pero lo entendí. Ese mundo eramos él y yo, él me estaba absorbiendo poco a poco. Se iba a quedar con mi ser, mi alma y mi espíritu, se iba a quedar con toda yo.
-Veo que ya te has dado cuenta- interrumpió él mis pensamientos con voz sumamente burlona -Pero ya no hay nada que hacer, todo es mio. Daca ya no podrá protegerte y bajo tu debilidad, tu incompetencia, tu estupidez, yo me quedaré con la posibilidad de crear nuevas almas para mis cuerpos. Unificaré todo bajo una sola mira, un sólo poder y ya no hay nada que puedas hacer al respecto.-
Sentí temblores, caí al suelo. Del miedo no me había percatado de que los guardias me habian liberado de sus fuertes garras. -Te daré todo lo que quieras, sí y sólo sí me vences en un duelo, mano a mano. Mi lápiz contra tu pincel-
Reventó en risa.
-¿En serio? ¡Niña tonta! ¿Cómo pudiste pensar que iba a acceder a eso? ¡Tonta! ¡Ya lo tengo todo! ¡Todo, absolutamente todo aquí es mío ahora y no hay nada que puedas hacer! ¡¿En serio creiste que iba a arriesgarme?!-
¿Arriesgarse? He ahí. Si lo tiene todo ganado ¿por qué algo significaría un riesgo?
-Ya sabes que hay un riesgo, tú me temes, sabes que te puedo destronar porque todo esto es mío!- apelé a su inseguridad, más bien, trate de infundir respeto en sus seguidores para tratar de que hicieran menos el poder de Chad. -¡No me hagas reír!- me reprochó él -Te desafío- reafirmé yo. Saqué un lápiz de mi bolsillo y lo empuñé como una espada -Mi lápiz contra tu pincel-
Empezaba a enojarse, yo le estaba faltando al respeto frente a todos los súbditos y eso era intolerable.
-E... Emy... No lo hagas... Por favor, no lo hagas...- Daca estaba hablando con voz muy quebrantada. Ahí mismo estuve apunto de romper en llanto, pero me resistí por poco.
-Sería mejor que le hagas caso, quizá los deje vivir juntos sus últimos momentos si eres buena chica y me entregas todo- Sugirió Chad. Ya no aguantaba a ese ser tan pedante.
-¡Me niego! Yo denfenderé a Daca, a éste mundo y a mí misma. Hice mal en abandonarlos una vez y no lo haré de nuevo, defenderé lo que es mío así me cueste la vida y nada ni nadie me convencerá de lo contrario. ¡Yo te reto! Así me cueste la vida, yo restauraré el equilibrio de éste mundo, que es Daca, y te llevaré conmigo al otro lado. De lo contrario, te destruiré y me quedaré con todo, cómo sea que lo veas yo ganaré ésta batalla-
Sus caras se transformaron en muecas, de enojo y de miedo a cada quien. El reto estaba formalmente establecido, ya no se podía negar, lo había desafiado.
-Bien- Desenvainó su pincel y lo empuñó con arrogancia- pero después no pidas misericordia, estúpida.-
Mi lápiz contra su pincel ¿quién será el vencedor?